El picor que experimentamos al comer chiles o pimientos picantes se debe a un compuesto químico llamado capsaicina.
La capsaicina activa los receptores de dolor en la lengua y la boca, enviando una señal al cerebro que interpreta como una sensación de ardor o quemazón. A medida que aumenta la concentración de capsaicina, aumenta la intensidad de la sensación de picor.
Curiosamente, la capsaicina no produce un sabor específico, sino que estimula los receptores de dolor de manera independiente del sabor de los alimentos.
Pero, ¿por qué las plantas producen capsaicina? Se cree que su función es proteger a la planta de depredadores herbívoros, ya que los mamíferos no pueden tolerar el picor y evitan comer los chiles. Sin embargo, las aves son menos sensibles a la capsaicina y a menudo se alimentan de los chiles, ayudando así a dispersar las semillas.
La cantidad de capsaicina varía de una variedad de chile a otra, y depende de factores como madurez, cultivo y estrés ambiental. Algunas variedades de chile son mucho más picantes que otras, debido a su alta concentración de capsaicina.
En resumen, los chiles nos pican debido a la capsaicina. Este compuesto químico estimula los receptores de dolor en la lengua y la boca, creando una sensación de ardor o quemazón. La capsaicina es producida por la planta para protegerse de los herbívoros, y su cantidad varía según la variedad de chile.